El Pescador de Perlas
Una de las operas escritas durante la juventud del compositor, no muy frecuentemente representada a pesar de ser una obra bonita y en la que ya se revela la maestría de Bizet.
El pescador de perlas es una obra en la que encontraremos una mezcla muy agradable de bonitas melodías, coros, danza, buena instrumentación, una trama con relativa soltura y una oportunidad para mostrarnos lugares y personajes exóticos, muy al estilo de las óperas francesas del tercer cuarto del siglo 19.
La ópera ha pasado desde su concepción original por algunos sobresaltos. Originalmente la obra estaba situada en México, pero el autor termino decidiéndose por un lugar remoto como la Isla de Ceilán, aprovechando la aparición de un libro que relataba detalles de aventura relacionados con esta isla del océano indico y al hecho que algunos amigos hicieron caer en cuenta al compositor que en el Caribe mexicano no se practicaba la pesca de perlas.
Asimismo, el libreto original contenía diálogos hablados (al estilo de la llamada Opera Comique), y sufrió algunos cambios con relación al desenlace. Por último la obra originalmente se llamaba “Leila”, título que cambió al actual luego de las primeras representaciones.
Preludio y acto I
El preludio inicia con un golpe orquestal, como queriendo llamarnos la atención. Lo que sigue es una melodía muy bonita, en la que el propio Bizet ha insertado un toque genial. Si escuchas con atención, los violines de la orquesta ejecutan una figura musical que me recuerda o evoca el oleaje del mar. Qué mejor para situarnos así en las orillas de la playa de esta isla en la que tendrá lugar el drama.
El primer detalle de interés en el primer acto es el coro de introducción. El compositor ha querido dibujarnos lo exótico del lugar y su gente, lo que logra con esta pieza. La parte central del coro para voces masculinas es muy destacado.
El duo “au fond du temple saint”, que lo ejecutan Zurga y Nadir es una de las piezas más relevantes de esta ópera. La melodía de este dúo la lleva en un principio la flauta y a dicha melodía la volverás a escuchar de nuevo. Es la llamada "melodía del triángulo amoroso" lo que ya nos recuerda a los famosos leitmotiv de Wagner.
La aparición de Leila da ocasión también para comentario. Primero notarás que la primera melodía ya la escuchaste en el preludio. Luego la melodía del triángulo amoroso, como atándonos lugar y personajes de un solo. Lo que sigue es un detalle curioso. Zurga intervendrá a ritmo de Vals, lo cual no parece muy asiático que digamos. Sin embargo el compositor se permite aquí una pequeña licencia musical, para agradar a su siempre exigente público parisino.
El final del primer acto tendrá como nota relevante el dúo entre Nadir y Leila, en la que esta última ofrecerá algunos ejercicios de coloratura vocal interesantes.
Acto II
El coro inicial tiene en un papel destacado a dos flautas píccolo. Aprovechemos a escucharlos pues pocas veces tienen ese rol de primera línea. El recitativo que sigue entre Nourabad y Leila nos explica mucho del quid del drama.
“Comme autrefois” es una pieza en la que Leila, ya en soledad, nos abre sus sentimientos. Oye como Bizet, magnifico instrumentador, nos presenta por turnos a los cornos y al clarinete en el papel estelar de la música que acompaña. Puedes identificarlos?
A continuación un oboe, con una melodía que nos recuerda más a Egipto que a Ceilán, nos introduce a Nadir. El arpa se suma y tendrá lugar entonces el dueto de amor. El arpa en las operas francesas suele estar reservado para momentos sublimes, pero aquí es solo el preludio para un momento de mucha intensidad y drama. Le sigue una de las piezas más memorables de la opera: “ton coeur n'a pas compris”. Bizet en su mejor faceta de melodista.
De repente la tormenta estalla. Los profanadores del templo son capturados. El coro de aldeanos pide la muerte. Un ensamble poderoso toma control de toda la escena. La llegada de Zurga pondrá momentáneamente pausa a este frenesí. Pero no durará mucho. La cólera de Zurga al enterarse de la traición retoma el impactante final.
Acto III.
Escena 1
El acto comienza con un intermezzo agitado que representa el alma atormentada de Zurga y sus conflictos emocionales surgidos de la condena a muerte que acaba de lanzar sobre su amigo Nadir.
La llegada de Leila da origen a una pieza de "pensamientos". A qué se refiere esto? es cuando dos personajes en el escenario se hablan a sí mismos en voz alta, sin que el otro escuche. Un Recurso necesario en la ópera aunque poco creíble. Vendrá la suplica, luego la respuesta rencorosa de Zurga y el gesto dramático de Leila de entregar su medallón.
Escena 2
El coro de la ejecución. La plebe canta desenfrenada pidiendo sangre y muerte. La llegada del sacerdote se abre con acordes de los instrumentos de viento metal, que me recuerdan en ocasiones a fragmento de tonadas de nuestra semana santa. Todo listo para la ejecución.
De repente Zurga, advirtiendo a todos los presentes acerca de un incendio en el pueblo, los manda a golpes de grito, a salir del escenario. Ya solos los tres personajes, Zurga emitirá su acto de piedad.
El final ha sufrido algunas revisiones con el tiempo. Originalmente Zurga libera a los amantes y les ve partir. En otra versión, el sacerdote ordenara la ejecución de Zurga, mientras los amantes escapan. Veamos cual nos presenta el Met.
Así da fin una obra interesante pero poco conocida. Un último comentario jocoso: aunque la obra se llama "pescadores de perlas", salvo una pequeña alusión a ello al principio, no vemos en la obra ninguna actividad relacionada la pesca, ni pescadores en su labor, ni perlas, en fin nada que aporte al argumento. Pero a Bizet le pareció simpático y por ende a nosotros también.